11/9/07

GUERRA FRIA: EL BLOQUEO DE BERLÍN



Mapa. Alemania y Berlín tras la Segunda Guerra Mundial


Fuente: Presentaciones PowerPoint, Editorial SM. (http://www.sm.es/)


El Bloqueo de Berlín. 24 de Junio de 1948 al 12 de mayo de 1949

Los antecedentes: La división de Alemania y Berlín en zonas de ocupación

La crisis de Berlín fue el primer gran conflicto de la Guerra Fría. Para comprenderlo, en primer lugar explicaremos la situación política en que se encontraba Berlín en 1948. Los acuerdos interaliados, habían estipulado que la antigua capital del Reich, así como el resto de Alemania sería ocupada y administrada provisionalmente por las tropas aliadas. En efecto, en el Comunicado Final de la Conferencia de Yalta, el 11 de febrero de 1945, se establecía la partición de Alemania y Berlín, atribuyéndose las zonas de ocupación según avance de las tropas aliadas en territorio alemán. En este punto es preciso destacar la incorporación de Francia en el reparto de las zonas de ocupación. Si bien es cierto, Francia no había sido invitada a la Conferencia, finalmente fue contemplada por los líderes Aliados, Churchill, Roosevelt y Stalin, como uno de los países vencedores, que merecía y debía hacerse cargo del futuro de Alemania. Respecto de este punto, Charles Zorgbibe señala que si bien la Francia de De Gaulle había sido excluida de la Conferencia Interaliada, principalmente porque Roosevelt no reconocía la total legitimidad del gobierno establecido en ese país, la alusión a las zonas de ocupación llevó a los líderes aliados a tratar sobre el papel de Francia en Alemania. Churchill deseaba atribuir una zona de ocupación a Francia, que sería constituida a partir de las zonas americana y británica; Stalin desaprobó la idea, pero cedió cuando Roosevelt intervino a favor de la propuesta de Churchill, sosteniendo que “las fuerzas americanas no podrán permanecer más de dos años en Europa... Gran Bretaña no puede asumir sola el esfuerzo de ocupación”.[1]

La Conferencia de Potsdam celebrada entre el 17 de junio y el 2 de agosto de 1945, ratificó la partición de Alemania entre las cuatro potencias vencedoras. Berlín no era considerado parte de Alemania, ni de la occidental ni de la oriental, sino que se encontraba oficialmente bajo el régimen de las cuatro aliados victoriosos de la Segunda Guerra Mundial. Los soviéticos ocupaban un gran sector de la parte oriental de la ciudad, los norteamericanos tenían un sector en el sur, los británicos en el oeste y los franceses en el norte. En estas circunstancias, Berlín había sido dividida en cuatro zonas de ocupación y se hallaba situada en el corazón de la zona de ocupación soviética.

En el mapa que se presenta a continuación se puede apreciar claramente la situación de Alemania y Berlín tras la Segunda Guerra Mundial. Estados Unidos, Gran Bretaña y Francia se hicieron cargo de la ocupación de la Alemania Occidental; mientras que la Unión Soviética ocupó la oriental. En este punto debemos recordar la situación de Polonia frente a los territorios alemanes. Este país extendió su frontera hacia el oeste sobre territorio alemán, pero no como país ocupante, sino que concretamente se produjo el desplazamiento de su frontera. El ensanchamiento de la frontera polaca esta reflejado en el mapa con el color amarillo. Esta frontera fue establecida en 1945, la demarcación sigue los ríos Oder y el Neisse occidental desde el mar Báltico hasta la entonces frontera checoslovaca. Esta nueva frontera venía a compensar a Polonia por sus pérdidas en el este en beneficio de la URSS (línea Curzon).[2] Los aliados occidentales con reticencias aceptaron en Yalta y Potsdam esta nueva frontera de forma provisional hasta que se firmara un tratado de paz con Alemania.

Como se puede ver, Berlín se hallaba en medio de la zona de ocupación soviética. En la ciudad también se manifiesta la misma distribución de ocupación, es decir, el área oriental de la ciudad fue atribuida a la Unión Soviética, mientras que la occidental fue repartida entre Gran Bretaña, Francia y Estados Unidos.

FUENTE
[1] Zorgbibe, Charles, Ob. Cit., Página 24 a 26
[2] Ibidem, Página 31


El Bloqueo de Berlín y el Puente aéreo: 1948-1949

Las crecientes discrepancias entre los antiguos aliados hicieron de la cuestión de Berlín uno de los temas clave de la Guerra Fría. Abandonadas las negociaciones para acordar un status político común para la Alemania, los representantes de EE.UU., Gran Bretaña y Francia se reunieron y firmaron los Acuerdos de Londres (abril-junio de 1948) para iniciar un proceso constituyente en sus zonas de ocupación.

El 18 de junio de 1948, los aliados occidentales dieron un paso más, creando una nueva moneda para sus zonas de ocupación: el Deutschemark. Los soviéticos reaccionaron aplicando una reforma en su zona en la que incluyeron a la ciudad de Berlín, a la que consideraban parte integrante de la zona soviética. Cuando los occidentales trataron de introducir el Deutschemark en sus zonas de ocupación de Berlín, las protestas soviéticas se tornaron en actos: se inició el “Bloqueo de Berlín”. Mediante la interrupción de toda comunicación terrestre entre las zonas de ocupación occidentales y Berlín occidental. Como señala Charles Zorgbibe, el 24 de junio, con el pretexto de restaurar algunos puentes sobre el Elba, queda suspendida la circulación en la autopista, los ferrocarriles y los canales que unían Berlín con la Alemania del oeste.[1] El factor principal que permitió que se llevara a cabo el bloqueo de Berlín por parte de la Unión soviética estuvo dado, esencialmente a partir del hecho que entre las cuatro potencias ocupantes nunca se habían negociado acuerdos acerca del acceso a Berlín, no se habían convenido explícitamente los mecanismos de paso.[2]

Según la perspectiva soviética, la que nosotros conocemos a través del Compendio de Historia de la URSS (1966), las razones del bloqueo se explican esencialmente a partir de la conducta de las potencias occidentales, al poner fin a los acuerdos de Potsdam, referidos al control cuatripartito de Alemania. Esta situación se habría manifestado en la aplicación de la reforma monetaria llevada a cabo separadamente en junio de 1948. “El 20 de junio se anunció inesperadamente la reforma monetaria separada en las tres zonas occidentales, preparada secretamente. Los viejos marcos alemanes, desvalorizados fluyeron inmediatamente a Alemania Oriental, creando el peligro de causar enorme daño a la economía de esta zona. Ante ello las autoridades soviéticas tuvieron que adoptar medidas urgentes. Con el objeto de cerrar el paso a los especuladores se instauró el control de mercancías y viajeros procedentes de Alemania Occidental. La administración militar soviética dispuso que se le encargara de todo el abastecimiento de Berlín Occidental, en lo que a víveres se refería, para que la población no sufriera privaciones. Pero las autoridades de ocupación occidental se opusieron a ello”.[3]

Desde esta perspectiva, “el puente aéreo” organizado por los Estados Unidos habría sido una mera maquinaria propagandística, ya que era innecesario, pues, la Unión Soviética había estado presta a ofrecer el abastecimiento al Berlín Occidental.

Ante el bloqueo de Berlín la reacción occidental no se hizo esperar. Los norteamericanos, con una pequeña ayuda británica, organizaron un puente aéreo que durante once meses y mediante más de 275.000 vuelos consiguió abastecer a la población sitiada. Al mismo tiempo, la Casa Blanca hacía saber al Kremlin que no dudaría en usar la fuerza para hacer respetar los "corredores aéreos" que unían Berlín con la Alemania occidental. En este momento la crisis de Berlín se convierte en un típico conflicto de la Guerra Fría. En él, ambas partes midieron su fuerza y decisión. Los soviéticos midieron la voluntad occidental, mientras que los EEUU dieron prueba de firmeza. Rehusaron abandonar Berlín, pero no hicieron ningún gesto directamente agresivo contra la URSS.[4] En efecto, este tipo de ofensivas y reacciones se seguirá repitiendo durante toda la Guerra Fría. Cada una de las partes barajó un conjunto de riesgos calculados, procurando dar pie atrás cada vez que el riesgo de un conflicto abierto y directo estuvo próximo a suscitarse.

El 12 de mayo de 1949, Stalin levantó el bloqueo de Berlín. Pero la división definitiva de la ciudad ya había comenzado a tomar forma. El 8 de mayo de 1949 se adoptó la ley fundamental de la futura República Federal de Alemania. Esta constitución estableció un sistema liberal democrático y contó con el visto bueno de las potencias occidentales. En Septiembre de aquel mismo año, Konrad Adenauer fue elegido su Canciller. Por su parte, la URSS, respondió el 7 de octubre de 1949, con la proclamación de la constitución de la República Democrática de Alemania, un estado creado siguiendo el modelo de las "democracias populares". Terminada la crisis, la indefinición respecto de la autoridad legal acerca del acceso a Berlín siguió siendo igual de indefinida, ya que nunca se llevaron a cabo acuerdos entre las partes.

Esta partición de Alemania era la concreción en el corazón de Europa de la división bipolar del mundo: sólo unos días antes, el 4 de abril de 1949, se firmaba en Washington el Tratado del Atlántico Norte, con el que se emprende el último paso para consolidar los bloques, ahora desde el punto de vista militar.


FUENTE
[1] Zorgbibe, Charles, Ob. Cit., Página 86
[2] Kissinger, Henry, Ob. Cit., Página 834
[3] Academia de Ciencias de la URSS, Instituto de Historia, Ob. Cit., Página 306
[4] Aracil, Rafael, Ob. Cit., Página 117


EXTRACTO: tesis de pregrado Henríquez, Orrego, Ana, Propuesta Didáctica para la enseñanza de la Guerra Fría, PUCV, Viña del Mar, 2005.

WISTON CHURCHILL: EL TELÓN DE ACERO



Wiston Churchill. Con su firmeza, oratoria, capacidad de trabajo y ánimo inquebrantables, consiguió sacar adelante a Gran Bretaña en uno de los episodios más difíciles de su historia, la Segunda Guerra Mundial, siendo su Primer Ministro.


El Telón de Acero. W. Churchill


Estoy contento de haber venido al Westminister College esta tarde, y también de que me hagan el honor de concederme el doctorado...
Hoy los Estados Unidos se encuentran en el pináculo de la torre del poder. Es un momento solemne para la Democracia americana. Porque esa primacía de poder está acompañada de una impresionante responsabilidad de futuro. Si miran a su alrededor, no sólo deberán tener el sentimiento del deber cumplido, sino que habrán de sentir el temor de no alcanzar todo lo que se han propuesto... es necesario que el espíritu constante, el propósito inmutable y la gran sencillez en las decisiones guíen y gobiernen en la paz como e la guerra, la conducta de los pueblos que hablan en inglés. En esta obligación debemos demostrar que somos iguales, y creo que lo vamos a hacer.
Tengo una propuesta práctica y concreta que hacer. Se pueden nombrar tribunales y jueces, pero no pueden funcionar sin sheriff ni policías. La Organización de la Naciones Unidas debe empezar inmediatamente a proveerse de un ejército internacional... propongo que se invite a todas las potencias y a todos los Estados a que deleguen un número determinado de sus escuadrones aéreos para e servicio de la Organización mundial... se podría empezar a escala modesta, para que creciera a medida que lo hiciera la confianza. Querría haber visto que se hacía cuando terminó la Primera Guerra Mundial, y confío de todo corazón que se pueda hacer inmediatamente.
No obstante, sería un error y una imprudencia confiar los conocimientos secretos o la experiencia de la bomba atómica, que hoy comparten los Estados Unidos, Gan Bretaña y Canadá, a la Organización Internacional mientras esta se encuentre en su infancia... Nadie de ningún país ha dormido peor en su cama porque estos conocimientos, esos métodos y las materias primas que hay que utilizar, en su mayoría se encuentren hoy en manos de los americanos. No creo que todos nosotros hubiéramos dormido con tanta placidez si la situación hubiese sido la opuesta o si algún estado comunista o neofascista hubiese monopolizado hasta hoy estos temibles recursos. Dios ha querido que no ocurra así y disponemos al menos de un tiempo para respirar y poner la casa en orden antes de enfrentarnos a este peligro; e incluso entonces, si no se ahorran esfuerzos seguiremos poseyendo una superioridad tan formidable que bastará para disuadir de forma efectiva de que los utilicen o amenacen con hacerlo.
... y ahora hablaré del segundo peligro de estos maleantes que amenazan la finca, la casa y a la gente corriente; es decir, la tiranía. No podemos estar ciegos ante el hecho de que las libertades de que goza cada uno de los ciudadanos de todo el Imperio Británico no existen en número considerable de países, algunos de los cuales son grandes potencias. En estos Estados se controla a la gente corriente mediante diferentes tipos de gobiernos policiales que lo abarcan todo...
Hoy, cuando las dificultades son tantas, no es obligación nuestra intervenir a la fuerza en los asuntos internos de los países que no hemos conquistado en la guerra. Pero nunca debemos dejar de proclamar sin miedo los grandes principios de la libertad y los derechos del hombre, que son la herencia común del mundo de habla inglesa que, a través de la Carta Magna, la Carta de Derechos, el Habeas Corpus, el juicio y el jurado, y el derecho Común Inglés, tienen su más famosa expresión en la Declaración de Independencia Americana.
Todo esto significa que las personas de cualquier país tienen derecho, y deberían tener la capacidad reconocida por la Constitución de elegir o cambiar, mediante elecciones libres, sin restricciones y secretas el carácter o la forma de gobierno por el que se rijan; que debe imperar la libertada de expresión y de pensamiento; que los tribunales de justicia, independientes del poder ejecutivo y de cualquier partido apliquen las leyes que hayan recibido el consentimiento amplio de la mayoría o estén consagradas por el tiempo y la costumbre. Ello representa el título de propiedad de la libertad que debe existir en todos los hogares. Ahí está el mensaje que los pueblos americanos e ingles dirigen a la humanidad.
No se podrá evitar la guerra de forma segura ni podrá progresar de forma continuada la Organización Mundial sin lo que he denominado la asociación fraterna de los pueblos de habla inglesa... la asociación fraterna no solo exige el desarrollo de la amistad y la comprensión mutua de nuestros dos sistemas de sociedad, muy amplios, pero similares, sino la continuidad de relación estrecha entre nuestros asesores militares, que conduzca al estudio común de los posibles peligros, la semejanza de las armas y los manuales de instrucción y al intercambio de oficiales y cadetes en los centros de formación.
Una sombra se cierne sobre los escenarios que hasta hoy alumbraba la luz de la victoria de los aliados. Nadie sabe que pretende hacer la Rusia Soviética y su organización Comunista Internacional en el futuro inmediato, ni cuales son los límites si existe alguno, a su tendencia expansiva y proselitista. Siento una gran admiración y tengo una gran estima al valeroso pueblo ruso y al que fue mi camarada en la guerra, el Mariscal Stalin. En Gran Bretaña (y no dudo que también en Estados Unidos) existe una profunda simpatía y buena voluntad hacia todos los pueblos de Rusia y una disposición a perseverar, a partir de las muchas diferencias y los muchos desaires, en el establecimiento de una amistad duradera. Comprendemos la necesidad que tiene Rusia de asegurar sus fronteras occidentales para alejar cualquier posibilidad de agresión por parte de los alemanes. Damos la bienvenida a Rusia al lugar que le corresponde entre las principales naciones del mundo. Damos la bienvenida a su bandera e los mares. Y sobre todo nos alegramos de los contactos constantes, frecuentes y cada vez más numerosos entre el pueblo ruso y nuestro propio pueblo de ambos lados del Atlántico. Sin embargo s mi obligación, porque estoy seguro que desean que les diga las cosas como las veo, exponerles algunos hechos sobre la posición actual de Europa.
Desde Stettin, en el Báltico, a Trieste, en el Adriático, ha caído sobre el continente un telón de hierro. Tras él se encuentran todas las capitales de los antiguos Estados de Europa central y Oriental. Varsovia, Berlín, Praga, Viena, Budapest, Belgrado, Bucarest y Sofía, todas estas famosas ciudades y sus poblaciones y los países en torno a ellas se encuentran en lo que debo llamar la esfera soviética, y todos están sometidos, de una manera u otra, no sólo a la influencia soviética, sino a una altísima y, en muchos casos, creciente medida de control por parte de Moscú, muy fuertes, y en algunos casos, cada vez más estrictas. Únicamente Atenas es libre de elegir su futro en unas elecciones bajo la supervisión de Ingleses, americanos y franceses. El gobierno polaco, dominado por Rusia, ha sido empujado a hacer incursiones enormes e injustas en Alemania, y hoy se está produciendo la expulsión en masa de millones de alemanes a una escala inimaginable y de extrema gravedad. Los partidos Comunistas que eran muy reducidos en los Estados Orientales de Europa, han sido situados en lugares preeminentes, se les ha otorgado un poder muy superior a lo que representan y procuran hacerse con un control totalitario en todas partes. Los gobiernos policiales prevalecen en casi todos los casos y, de momento, salvo en Checoslovaquia no existe una autentica democracia.
La seguridad del mundo exige una nueva unidad de Europa, de la que ninguna nación esté excluida de forma permanente. Las guerras de las que hemos sido testigo o las que ocurrieron en tiempos anteriores, nacieron de las disputas entre pueblos a los que unen fuertes vínculos... dos veces Estados Unidos ha tenido que enviar a la guerra al otro lado del Atlántico a varios millones de sus jóvenes; y hoy la guerra puede sorprender a cualquier nación de cualquier lugar entre oriente y Occidente. No hay duda de que debemos trabajar en la pacificación de toda Europa, dentro de la estructura de Naciones Unidas y de acuerdo con su carta.
...en un gran número de países, lejos de las fronteras rusas y por todo el mundo, se establecen quintas columnas comunistas que trabajan en perfecta Unión y total obediencia a las directrices que reciben del centro comunista.
Pesé que tenía la obligación de mostrar la sombra que, tanto en oriente como en occidente, se cierne sobre el mundo. Era alto ministro en tiempos del Tratado de Versalles y amigo íntimo del Señor Lloyd George, que fue el jefe de la delegación Británica en Versalles. Yo no estaba de acuerdo en muchas cosas que se hicieron, pero tengo muy grabada en la mente aquella situación y me duele tenerla que cotejar con lo que ocurre hoy. En aquellos días se tenia mucha esperanza y una confianza sin límites en que las guerras se habían terminado y en que la Liga de Naciones sería todopoderosa. En el enfermizo mundo de hoy no veo ni siento la misma confianza, ni siquiera las mismas esperanzas.
Por otro lado, rechazo la idea de que es inevitable una nueva guerra, y mucho más la de que sea inminente. Estoy seguro de que nuestros destinos siguen en nuestras manos... por eso me siento obligado a hablar ahora que tengo la oportunidad de hacerlo. No creo que la Rusia Soviética desee la guerra. Lo que quieren son los frutos de la guerra y la expansión indefinida de su poder y de sus doctrinas. Pero lo que debemos considerar hoy aquí mientras hay tiempo es la prevención permanente de la guerra y el establecimiento de las condiciones de liberad y democracias lo antes posible en todos los países... las dificultades y peligros no desaparecerán porque cerremos los ojos...
Por ‘cuanto he visto de nuestros amigos los rusos durante la guerra, estoy convencido de que nada admiran más que la fuerza y nada respetan menos que la debilidad especialmente la debilidad militar. Por esta razón la vieja doctrina del equilibrio de poder es perjudicial. Si las naciones occidentales se mantienen juntas en el respeto estricto de la Carta de las Naciones Unidas, su influencia en el fomento de esos principios será inmensa (...)
La última vez vi que se aproximaba todo esto y lo proclamé a mis paisanos y al mundo, pero nadie prestó atención. Hasta 1933 e incluso 1935 se hubiera podido salvar a Alemania del terrible destino en que ha caído y todos nos podríamos haber evitado todas las calamidades que Hitler permitió que cayeran sobre la Humanidad. Nunca en a historia hubo una guerra tan fácil de prevenir mediante una acción oportuna como la guerra que acaba de asolar grandes zonas del globo... pero nadie quiso escuchar, y el terrible torbellino nos engulló a uno después de otro. Es evidente que no debemos permitir que vuelva a ocurrir.
Y esto sólo se puede conseguir si hoy en 1946, alcanzamos un buen acuerdo con Rusia en todas las cuestiones bajo la autoridad general de la Organización de las Naciones Unidas y con el mantenimiento de ese acuerdo a lo largo de muchos años de paz mediante este instrumento mundial apoyado por todas las fuerzas del mundo de habla inglesa y todos los países relacionados con él. Ahí esta la solución que con todo respeto les propongo en esta Alocución a la que he dado el título de “Los Pilares de la Paz”.





DISCURSO: Westminster College, Fulton, Missouri. 5 de marzo de 1946




Análisis del documento

El autor del documento:

Wiston Churchill había sido Primer Ministro Británico entre los años 1940 y 1945. Le correspondió dirigir a su país en el momento más crítico de la Segunda Guerra Mundial. En ese período logró organizar un gobierno de coalición que tocó su fin al momento en que la victoria de las fuerzas Aliadas se hacía evidente. En 1945 se realizaron elecciones generales en Gran Bretaña, en las que su partido, el Conservador, fue derrotado por los laboristas. Bajo estas circunstancias, en 1946 Wiston Churchill era el líder de la oposición del gobierno británico.


Destinatarios, lugar y fecha:

El discurso en cuestión, “Las Pilares de la Paz” o “el telón de acero”, fue pronunciado en el Westminster College, Fulton, Missouri el 5 de marzo de 1946. La razón por la que se encuentra en ese lugar, es porque allí iba a ser investido con el título de Doctor Honoris Causa junto al presidente Harry Truman.


Contenido del documento:


Wiston Chuchill comienza su discurso agradeciendo la investidura de doctor ofrecida por el Westminster College, pero de inmediato procede a referirse a las tareas que deben asumir los norteamericanos y los británicos. La Gran Guerra ha terminado, pero la paz no se observa como un fruto fácil de conseguir, al contrario, las dificultades para conseguirla parecen ser múltiples y es ahí donde la unión de los pueblos de “habla inglesa” debe demostrar su compromiso y fortaleza.

Las decisiones deben ser tomadas en el marco estructurante de la Organización de las Naciones Unidas. La propuesta de Churchill apunta a subrayar la necesidad de fortalecer la organización mundial dotándola de un instrumento militar factible de desempeñar su tarea pacificadora. En este punto comienza a quedar en evidencia su percepción respecto de las diferencias que separan a los pueblos de habla inglesa de la Rusia Soviética. Bajo ninguna circunstancia deberá confiarse los conocimientos acerca de la bomba atómica a la Organización internacional, ello principalmente porque reconoce que las cualidades de naciones pacíficas sólo se restringen a los países occidentales, mientras que coloca a la Unión Soviética y a los países fascistas en la misma categoría de naciones belicosas: “Nadie de ningún país ha dormido peor en su cama porque estos conocimientos, estos métodos y las materias primas que hay que utilizar, en su mayoría se encuentren hoy en manos de los americanos. No creo que todos nosotros hubiéramos dormido con tanta placidez si la situación hubiese sido la opuesta o si algún estado comunista o neofascista hubiese monopolizado hasta hoy estos temibles recursos”.

A continuación el discurso de Churchill se orienta a denunciar el segundo peligro que amenaza la paz, este es la Tiranía, caracterizada por la subyugación de las libertades personales a un indiscriminado poder del estado que regula y controla a la gente con diferentes tipos de gobiernos policiales que lo abarcan todo. Respecto de este punto destaca que su denuncia no implica un llamado a hacer la guerra para eliminar la tiranía: “Hoy, cuando las dificultades son tantas, no es obligación nuestra intervenir a la fuerza en los asuntos internos de los países que no hemos conquistado en la guerra”. Si no que está cumpliendo con su deber y derecho de proclamar los principios de la libertad y los derechos del hombre, los cuales están ampliamente protegidos en las diversas legislaciones estipuladas por los pueblos de habla inglesa. En efecto, según Churchill este es el mensaje que los pueblos americano y británico dirigen a la humanidad. El discurso pone énfasis en las virtudes y valores que caracterizan a los pueblos de habla inglesa y sobre todo enfatiza las tareas que deben asumir frente a la construcción y mantenimiento de la paz.

Hasta aquí podemos decir que Churchill ha elaborado un preámbulo o introducción a su análisis de los principales problemas que afectan el mantenimiento de la paz. En los párrafos siguientes, elabora un análisis acerca de los problemas concretos que han surgido tras la victoria de las fuerzas aliadas: “Una sombra se cierne sobre los escenarios que hasta hoy alumbraba la luz de la victoria de los aliados. Nadie sabe que pretende hacer la Rusia Soviética y su organización Comunista Internacional en el futuro inmediato, ni cuales son los límites, si existe alguno, a su tendencia expansiva y proselitista”. No obstante, en forma seguida dedica un párrafo completo a destacar las bondades y potencialidades de una relación amistosa con Rusia Soviética y su líder, Stalin. Relación que había demostrado su máximo esplendor durante la guerra, pero que tras la victoria comenzaba a evidenciar los desencuentros entre la sociedad soviética y los países occidentales.

En este punto comienza la denuncia de los hechos que afectan a Europa: “Desde Stettin, en el Báltico, a Trieste, en el Adriático, ha caído sobre el continente un telón de hierro. Tras él se encuentran todas las capitales de los antiguos Estados de Europa central y Oriental. Varsovia, Berlín, Praga, Viena, Budapest, Belgrado, Bucarest y Sofía, todas estas famosas ciudades y sus poblaciones y los países en torno a ellas se encuentran en lo que debo llamar la esfera soviética, y todos están sometidos, de una manera u otra, no sólo a la influencia soviética, sino a una altísima y, en muchos casos, creciente medida de control por parte de Moscú, muy fuertes, y en algunos casos, cada vez más estrictas”. Con estas palabras Churchill pone en evidencia toda la realidad que afecta a la Europa Oriental, la que ha sido liberada de los nazis por el Ejército Rojo. La liberación prontamente pasó a significar ocupación, pues la influencia soviética se extendió en Europa al mismo ritmo que el avance del ejército Rojo.[1] Así pues, la línea que delimita el área ocupada por las tropas soviéticas del área ocupada por los países occidentales, pasará a conocerse de ahora en adelante como Telón de Hierro o Telón de acero, dependiendo de la traducción.[2]

Enseguida, Churchill subraya la irregularidad de la extensión de la frontera polaca a expensas de territorio alemán: “El gobierno polaco, dominado por Rusia, ha sido empujado a hacer incursiones enormes e injustas en Alemania, y hoy se está produciendo la expulsión en masa de millones de alemanes a una escala inimaginable y de extrema gravedad”. Debemos recordar que tal situación significó extensos debates en la Conferencia de Yalta, donde la cuestión polaca era uno de los temas principales en discusión. Los problemas en disputa pasaban, esencialmente, por el gobierno polaco que sería reconocido y por los límites que se establecerían como frontera de Polonia. En ambos casos, la posición de Stalin terminó prevaleciendo, ya que el Gobierno que se instaló finalmente fue el que había auspiciado Stalin y no el que se había cobijado en Gran Bretaña durante la guerra. Mientras que la frontera polaca terminó extendiéndose en el oeste sobre territorio Alemán. Lo anterior entrañaba dos posibilidades, millones de alemanes quedarían sometidos a un gobierno polaco o bien, se produciría el desplazamiento de la población alemana. Finalmente, según indica Charles Zorgbibe, los occidentales terminaron cansándose ante la obstinada posición de Stalin y cedieron respecto de la extensión de la frontera polaca sobre territorio alemán. Además, los territorios en cuestión formaban parte de la ocupación atribuida a la URSS.[3] Esto último llevó al presidente Truman a sostener que la ocupación de Alemania estaba a cargo de 5 países: Gran Bretaña, Francia, Estados Unidos, la Unión Soviética y Polonia. En el mapa que se presenta a continuación vemos claramente la extensión de la frontera polaca sobre territorio alemán, mientras que en la fotografía se puede apreciar el traslado de la población alemana hacia territorios del oeste.

Mapa de ocupación de Alemania tras la Segunda Guerra Mundial



Mapa: Ocupación de Alemania tras la Segunda Guerra Mundial. Editorial S.M. (www.profes.net)

Otro de los aspectos que pone en evidencia en su discurso es el rápido asenso de los Partidos Comunistas en todos los países ubicados al este del “Telón de Hierro”: “Los partidos Comunistas que eran muy reducidos en los Estados Orientales de Europa, han sido situados en lugares preeminentes, se les ha otorgado un poder muy superior a lo que representan y procuran hacerse con un control totalitario en todas partes”. En efecto, la Unión Soviética convirtió su avance militar contra las tropas nazis como el primer paso hacia la creación de una esfera de influencias, a partir de la cual Stalin pensaba defender sus intereses territoriales, organizando una glacis territorial y política de seguridad, ello implicó el asenso progresivo de los partidos comunistas locales bajo el control de Moscú. Dicho asenso constó esencialmente de dos etapas. En primer lugar, la estrategia implementada se basaba en la constitución de gobiernos de coalición en los que se encontraban representadas las diversas tendencias políticas, éstos fueron los llamados “frentes populares”. La excepción se produjo en Yugoslavia y Albania, donde los comunistas se impusieron directamente en el poder. La segunda etapa estuvo marcada por lo que ha venido a denominarse como “democracias populares”, donde los gobiernos ya estaban presididos por un sólo partido, el comunista. En estos tipos de gobierno, las elecciones se siguieron realizando, no obstante, sólo venían a significar un voto de aprobación al gobierno.

Frente a esta situación, Churchill realiza un llamado de atención, primero a los dos principales países de habla inglesa y luego a toda Europa, ya que según su apreciación “la seguridad del mundo exige una nueva unidad de Europa de la que ninguna nación esté excluida de forma permanente”. En este punto podemos visualizar la idea de Churchill acerca de la necesidad de no excluir en forma permanente a Alemania del concierto internacional.

Para Churchill, el verdadero peligro que debe preocupar a las naciones pacíficas es la expansión del comunismo, y no sólo aquel que avanzó junto a las botas del ejercito rojo sino que también aquella expansión que se produce por todo el mundo a través de los partidos comunistas, los cuales según su apreciación constituyen “un creciente reto y peligro para la civilización cristiana”.

El énfasis que Churchill pone en la certeza de sus análisis, queda subrayado al recordar sus propuestas de la década del 30,cuando según él aún era posible poner atajo a la Guerra que se desencadenó en 1939. En el párrafo final del discurso pronunciado en Fulton, afirma: “La última vez vi que se aproximaba todo esto y lo proclamé a mis paisanos y al mundo, pero nadie prestó atención. Hasta 1933 e incluso 1935 se hubiera podido salvar a Alemania del terrible destino en que ha caído y todos nos podríamos haber evitado todas las calamidades que Hitler permitió que cayeran sobre la Humanidad. Nunca en la historia hubo una guerra tan fácil de prevenir mediante una acción oportuna como la guerra que acaba de asolar grandes zonas del globo... pero nadie quiso escuchar, y el terrible torbellino nos engulló a uno después de otro”. Frente a esto, se debe recordar que Churchill era un férreo opositor de la política de apaciguamiento aplicada por los países occidentales y especialmente por Gran Bretaña frente a Hitler, pero como señala Henry Kissinger, la principal característica de Churchil fue haber tenido cualidades de profeta respecto del devenir de las Relaciones Internacionales, no obstante, los profetas son reconocidos como tales, sólo cuando sus visiones han pasado a ser experiencia, es decir, cuando poco o nada se puede hacer para revertir la situación. En efecto, “el destino de Churchill fue ser rechazado por sus conciudadanos, salvo durante un breve período de tiempo, cuando la supervivencia misma de éstos estaba en juego. Durante los años treinta había pedido a su país que se armara mientras que sus contemporáneos intentaban negociar; En los años cuarenta y cincuenta pidió un encuentro diplomático, mientras sus contemporáneos estaban más interesados en reforzarse”. Cuando en la década del treinta, Churchill hacía notar la imperiosa necesidad de armarse para hacer frente al peligro nazi, fue acusado de belicoso y sus advertencias fueron desatendidas, y por el contrario, fueron llevados a cabo los acuerdos de Munich en 1938, los que en términos generales, vinieron a ratificar que las Democracias Occidentales se cruzaban de brazos ante el comienzo de la expansión nazi. En 1946 estaba advirtiendo acerca de todos los peligros que significaba para las democracias occidentales cerrar los ojos ante la amenaza soviética. Pero en 1946 su propuesta no contemplaba el enfrentamiento directo con el enemigo: “no es obligación nuestra intervenir a la fuerza en los asuntos internos de los países que no hemos conquistado en la guerra”, sino que su propuesta apuntaba a la necesidad de alcanzar un acuerdo razonable con la Unión Soviética. No obstante, esta vez tampoco sus advertencias fueron atendidas, pues cada uno de los bandos se encaminó hacia la intransigencia haciéndose cada vez más imposible llegar a un acuerdo. A este hecho hay que agregar que el mismo discurso de Churchill fue considerado por Stalin como una amenaza de guerra, la cual inmediatamente fue replicada.


NOTAS
[1] Aracil, Rafael, Ob. Cit., Página 23
[2] En castellano la terminología a quedado consagrada como “Telón de acero”, pero Churchill siempre se refirió a un “iron curtain”, es decir, telón o cortina de hierro. (Esta nota aclaratoria se encuentra incorporada en las notas del Traductor de la obra de Zorgbibe, Charles, Ob. Cit., Página 41)
[3] Zorgbibe, Charles, Ob. Cit., Página 31


EXTRACTO: Tesis de pregrado Henríquez, Orrego, Ana, Propuesta Didáctica para la enseñanza de la Guerra Fría, Pontificia Universidad Católica de Valparaíso, Viña del Mar, 2005.

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Historia1Imagen

Guerra Fría - Diego Portales - Nicolás Maquiavelo - José Francisco Vergara - Francis Fukuyama - Didáctica de la Historia - Salvador Allende

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CONFERENCIAS ALIADAS DURANTE LA SEGUNDA GUERRA MUDIAL

Conferencia de Yalta, febrero de 1945




Las principales consecuencias de los acuerdos Aliados de la Segunda Guerra Mundial

Conferencia de Teherán


Roosevelt y Churchill llegaron a Teherán, capital iraní, el 27 de noviembre de 1943 y sostuvieron entrevistas con Stalin hasta el 2 de diciembre. Cuando la Conferencia de los Tres Grandes se reunió en Teherán, las fuerzas angloamericanas ya habían invadido Italia. No obstante, los alemanes ocuparon rápidamente la mayor parte de Italia y lograron frenar el avance aliado hacia el norte de la península.[1] La Conferencia de Teherán constituyó el punto culminante de la cooperación en el seno de la Gran Alianza. Los éxitos del ejército soviético y la inminencia de la apertura de un segundo frente en Europa occidental permitieron que el primer encuentro entre Stalin, Churchill y Roosevelt se desarrollara en un ambiente de gran cordialidad. En efecto en una Conferencia preparatoria realizada en Moscú entre los Ministros de Asuntos Exteriores, en octubre de 1943, los aliados occidentales comunicaron a los soviéticos que la apertura de un segundo frente se llevaría a cabo en mayo de 1944 y se realizaría en el norte de Francia. Con ésta declaración, Stalin recibía respuesta a su constante demanda de apertura de un segundo frente.[2]

En efecto, en el punto Nº 4 de los acuerdos firmados en Teherán se establecía: (Las Potencias participantes en la Conferencia han convenido) Tomar nota de que la "Operation Overlord" (lo que posteriormente fue el desembarco en Normandía) será desencadenada en mayo de 1944, en conexión con una operación en el sur de Francia. Esta última operación se emprenderá en las proporciones permitidas por la importancia del material de desembarco. Además, la Conferencia toma nota de la declaración del mariscal Stalin, según la cual las tropas soviéticas desencadenarán una ofensiva, casi en el mismo momento, para impedir el transporte de tropas alemanas del frente del Este al frente del Oeste.


Otro de los acuerdos significativos de la Conferencia de Teherán fue la completa desmilitarización de Alemania, así como las zonas de ocupación que corresponderían a cada cual. Roosevelt convino con el plan de Stalin de desplazar hacia el oeste las fronteras de Polonia, e indicó que él no presionaría a Stalin sobre la cuestión del Báltico. Afirmó que si los ejércitos soviéticos ocupaban los Estados Bálticos, ni los Estados Unidos ni la Gran Bretaña los desplazarían, aunque también recomendó la celebración de un “plebiscito”.[3] El problema polaco no condujo a ningún acuerdo concreto, y Stalin rechazó la posibilidad de celebrar elecciones en los territorios Bálticos.[4]

Otra de las decisiones principales tomadas en Teherán tuvo que ver con la futura Organización de las Naciones Unidas, cuyo principal objetivo sería un papel pacificador de carácter mundial. Con esto último se respondía positivamente a las propuestas de Roosevelt.

En definitiva la Conferencia de Teheran vino a representar el apogeo de la unidad política de los Aliados durante la Guerra. Los Tres Grandes trazaron las líneas generales de la Europa de Posguerra, aceptaron un importante papel pacificador para las Naciones Unidas y aprobaron los planes para la invasión del norte y sur de Francia.



Conferencia de Yalta

En Yalta (ubicada en Crimea, al Sur de la URSS), Los “Tres Grandes”, Churchill, Roosevelt y Stalin, se reunieron entre el 4 y el 11 de febrero de 1945 para coordinar sus planes de guerra en un momento en el que las operaciones contra las potencias del Eje habían entrado en un punto decisivo. Churchill, Roosevelt y Stalin intentaron llegar a un acuerdo lo más amplio posible sobre los puntos de fricción que les separaban en lo referente al futuro de una Europa que se preveía prontamente liberada de la dictadura hitleriana. Acordaron decisiones para avanzar al final del conflicto y definir la futura suerte de Europa, en especial Alemania y Polonia y construir una nueva organización internacional encargada de preservar la paz. El comunicado final de la conferencia establece la partición de Alemania y Berlín, atribuyéndose zonas de ocupación según el avance de las tropas aliadas en territorio alemán. Francia también fue integrada en el reparto.[5] La situación en el momento de la Conferencia favorecía claramente a Stalin. Tras las impresionantes ofensivas del Ejército Rojo en 1944, las tropas soviéticas se hallaban a 70 kilómetros de Berlín y ocupaban prácticamente toda la Europa central y oriental. Al mismo tiempo, el mantenimiento del pacto de neutralidad con Japón permitía a Moscú mantener una posición de fuerza en todo lo relacionado con las cuestiones polaca y alemana.

Si bien es cierto, Francia no había sido invitada a la Conferencia, finalmente fue contemplada por los líderes Aliados, Churchill, Roosevelt y Stalin, como uno de los países vencedores, que merecía y debía hacerse cargo del futuro de Alemania. Respecto de este punto, Charles Zorgbibe señala que si bien la Francia de De Gaulle había sido excluida de la Conferencia Interaliada, principalmente porque Roosevelt no reconocía la total legitimidad del gobierno establecido en ese país, la alusión a las zonas de ocupación llevó a los líderes aliados a tratar sobre el papel de Francia en Alemania. Churchill deseaba atribuir una zona de ocupación a Francia, que sería constituida a partir de las zonas americana y británica; Stalin desaprobó la idea, pero cedió cuando Roosevelt intervino a favor de la propuesta de Churchill, sosteniendo que “las fuerzas americanas no podrán permanecer más de dos años en Europa... Gran Bretaña no puede asumir sola el esfuerzo de ocupación”.[6] La medida concreta referida a la incorporación de Francia se expresó en el Artículo IV de la Resolución sobre Alemania, donde se establece: Se ha convenido que una zona de Alemania, que ocuparán las fuerzas francesas, será atribuida a Francia. Esta zona será tomada de las zonas inglesa y americana, y su extensión será fijada por ingleses y americanos tras consulta con el Gobierno Provisional francés. También se ha convenido que el Gobierno Provisional francés será invitado como miembro para formar parte del Consejo de Control Aliado para Alemania.[7]

Principales resoluciones acordadas en la Conferencia de Yalta:




Alemania sería desmilitarizada y dividida en cuatro zonas de ocupación a cargo de la URSS, EEUU, Gran Bretaña y Francia (incluida por demanda de Churchill). En efecto, en la Resolución sobre Alemania se afirma: “El Reino Unido, los Estados Unidos de América y la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas detentarán la autoridad suprema en lo concerniente a Alemania. En el ejercicio de esta autoridad tomarán las medidas que estimen pertinentes para la paz futura y la seguridad, comprendiendo el desarme completo, la desmilitarización y el desmembramiento de Alemania”.[8] Alemania, además, quedaría sujeta a fuertes reparaciones financieras y perdería la Prusia Oriental y parte de Pomerania, quedando su frontera oriental fijada en la línea marcada por los ríos Oder y Neisse.




Se estableció que un tribunal internacional juzgaría a los principales criminales de guerra nazis. En el Título VI de la Resolución sobre Alemania se establece: La Conferencia ha decidido que la cuestión de los grandes criminales de guerra será objeto de una investigación por los tres ministros de Asuntos Exteriores que presentarán un informe en tiempo oportuno, tras el final de la Conferencia.[9] Las medidas adoptadas se llevaron a cabo a través de los Juicios de Nüremberg.[10]




Polonia sería “desplazada” hacia el oeste, anexionándose los territorios que Alemania perdía en el oriente y cediendo en el oriente los territorios que habían quedado bajo el dominio soviético tras el pacto de no agresión germano-soviético en 1939. El denominado Comité de Lublin, formado esencialmente por comunistas, constituirían el núcleo principal del futuro gobierno polaco, aunque también tendrán presencia los miembros del gobierno provisional polaco pro-occidental con sede en Londres. Como señala, Charles Zorgbibe, los occidentales terminaron cansándose ante la obstinada posición de Stalin y cedieron respecto de la extensión de la frontera polaca sobre territorio alemán. Además, los territorios en cuestión formaban parte de la ocupación atribuida a la URSS.[11]




Con respecto a las Naciones Unidas, cuya Carta había sido ya redactada en borrador, se acordó un compromiso sobre la fórmula de voto en el futuro Consejo de Seguridad, poniendo el énfasis en el papel clave de las grandes potencias vencedoras en la futura organización de la paz. El 6 de febrero, en sesión plenaria, Roosevelt abrió el debate sobre las Naciones Unidas, dando la palabra al Secretario de Estado Stettinius, que propuso un sistema de voto en Consejo de Seguridad, las cuestiones de fondo más importantes exigirían, para ser resueltas, el voto positivo del conjunto de los miembros permanentes, con esto se establecía el derecho a Veto a las grandes potencias. Aunque, como señala Zorgbibe, los redactores de tal procedimiento (americanos), imaginaron una restricción fundamental en el derecho a veto: El Estado miembro permanente, que es parte en la cuestión examinada por el Consejo de Seguridad, no podría tomar parte en la votación.[12]




Por último, se aprobó la denominada Declaración sobre la Europa liberada en la que los “Tres Grandes” se comprometieron a que la reconstrucción de Europa se hiciera por medios democráticos, constituyendo gobiernos ampliamente representativos de todos los elementos no fascistas de cada nación. Esos gobiernos deberían convocar lo antes posible elecciones libres que permitieran la creación de gobiernos que emanaran de la voluntad popular.




Declaración sobre la Europa liberada. 4/11 de febrero de 1945
El Premier de la Unión de las Repúblicas Socialistas Soviéticas, el primer Ministro del Reino Unido y el Presidente de los Estados Unidos de América serán consultados en el interés común de los pueblos de sus países respectivos y de los de la Europa liberada. Afirman conjuntamente su acuerdo para determinar una política común de sus tres Gobiernos durante el período temporal de inestabilidad de la Europa liberada, con el fin de ayudar a los pueblos de Europa liberados de la dominación de la Alemania nazi, y a los pueblos de los antiguos Estados satélites del Eje, a resolver por medios democráticos sus problemas políticos y económicos más apremiantes.




El establecimiento del orden en Europa y la reconstrucción de las economías nacionales deben realizarse mediante procedimientos que permitan a los pueblos liberados destruir los últimos vestigios del nazismo y del fascismo y establecer las instituciones democráticas de su elección. Estos son los principios de la Carta del Atlántico: derecho de todos los pueblos a elegir la forma de gobierno bajo la que quieren vivir; restauración de los derechos soberanos y de autogobierno en beneficio de los pueblos que fueron privados por las potencias agresoras.




Con el fin de crear las condiciones en las cuales los pueblos liberados podrán ejercer estos derechos los tres Gobiernos ayudarán conjuntamente a los pueblos de todo Estado liberado de Europa, o todo Estado europeo antiguo satélite del Eje, cada vez que estimen que la situación lo exige: a) Para crear las condiciones de la paz interior; b) Para adoptar las medidas de urgencia destinadas a socorrer a los pueblos desamparados: c) Para constituir autoridades provisionales gubernamentales ampliamente representativas de todos los elementos democráticos de estas poblaciones y que se comprometerán a establecer, tan pronto como sea posible, mediante elecciones libres, gobiernos que sean la expresión de la voluntad de los pueblos, y d) Para facilitar en todos los lugares donde sea necesario tales elecciones.
Los tres Gobiernos consultarán a las demás Naciones Unidas y a las autoridades provisionales o los otros Gobiernos de Europa, cuando se examinen problemas que les interesen directamente.
Cuando los tres Gobiernos estimen que las condiciones en un Estado libre de Europa o en un país anteriormente satélite de Europa hacen necesaria una acción determinada, se consultarán inmediatamente acerca de las medidas a tomar para asumir sus responsabilidades comunes definidas en la presente declaración.
Por esta declaración reafirmamos nuestra fe en los principios de la Carta del Atlántico, nuestra fidelidad a la Declaración de las Naciones Unidas y nuestra determinación de construir en cooperación con las otras naciones pacíficas, un orden mundial que se inspire en las leyes de la paz, de la seguridad, de la libertad y del bienestar general de toda la humanidad.
Al publicar esta declaración, las tres potencias expresan la esperanza de que el Gobierno Provisional de la República Francesa quiera asociarse a ellas mediante el procedimiento sugerido.



J. V. Stalin - F. D. Roosevelt - W. Churchill





Esta declaración, propuesta por Estados Unidos, anuncia los principios que permitirán el establecimiento de un orden mundial regido por el derecho. En cada uno de los países liberados del nazismo se constituirían gobiernos provisionales, en los cuales debían estar ampliamente representados todos los elementos democráticos de la población y tan pronto como sea posible debían celebrarse elecciones libres: El establecimiento del orden en Europa y la reconstrucción de las economías nacionales deben realizarse mediante procedimientos que permitan a los pueblos liberados destruir los últimos vestigios del nazismo y del fascismo y establecer las instituciones democráticas de su elección.

Como señala Charles Zorgbibe, las primeras reacciones ante los comunicados finales de la Conferencia de Yalta resaltaron el optimismo y produjo una profunda impresión en la prensa y en los círculos parlamentarios. En Estados Unidos las editoriales fueron muy entusiastas, en el Senado suicito expresiones de satisfacción y admiración. En la Unión Soviética Pravda sacó un número especial consagrado a Yalta; la declaración sobre la Europa liberada fue leída por la radio. Pero en Europa occidental la satisfacción fue más moderada. Las editoriales británicas se refirieron al caos alemán después de Versalles como ejemplo que no debía seguirse; Churchill subrayó ante los comunes que la destrucción del nazismo no debía significar la destrucción de Alemania. Finalmente en Francia las reacciones fueron negativas. De Gaulle denunció la insuficiente precisión de los acuerdos sobre Polonia y percibió la inocencia de la Declaración sobre la Europa Liberada.[13]

Como será demostrado a lo largo de este trabajo, los hechos dieron la razón a las apreciaciones de De Gaulle, la Declaración de la Europa Liberada, al final sólo resultó ser una declaración de buenas intenciones y no un compromiso que los soviéticos estuvieran dispuestos a cumplir.


Conferencia de Postdam

Los "Tres Grandes", tras culminar la derrota de la Alemania nazi se reunieron en Potsdam, en las afueras de Berlín, entre el 17 de julio al 2 de agosto de 1945 para concretar la suerte de los vencidos.




Pese a la victoria común sobre el Eje y la capitulación incondicional de la Wehrmacht, el ejército alemán, el 7 y 8 de mayo, el ambiente en la conferencia había cambiado con respecto a Teherán y Yalta, tal como habían cambiado sus protagonistas. Truman ha sustituido a Roosevelt que había fallecido unos meses antes y Clement Attlee, el líder británico laborista, sustituye a un Churchill derrotado en las elecciones generales de 1945. Este último sólo estuvo presente hasta el día 25 de julio, ese día Churchill y Eden tuvieron que pedir un receso para volver a su patria a aguardar los resultados de la primera elección general celebrada desde 1935. Churchill nunca regresó a Potsdam, pues sufrió una derrota aplastante. Clement Attlee ocupó su lugar como Primer Ministro, y Ernest Bevin llegó como Secretario del Exterior.[14]




Los dirigentes de la Gran Alianza acordaron establecer una autoridad suprema interaliada en Alemania, en la que el poder real residiría en un Consejo Supremo de Control, formado por los comandantes militares de las cuatro zonas de ocupación: americana en el sudoeste, británica al noroeste, francesa en el oeste y soviética al este. Era una mera división administrativa de Alemania y, en aquel momento, ninguno de los líderes reunidos pensó en una división política de la potencia derrotada. Austria también fue dividida en cuatro zonas, así como Berlín y Viena.[15]
Como señala Charles Zorgbibe, la elaboración de los principios de la administración interaliada de Alemania pareció relativamente fácil, pero el consenso sólo era producto de la falta de interés. Cada uno de los tres grandes sabía que él sería la autoridad suprema en su propia zona de ocupación y que para los asuntos concernientes a toda Alemania dispondrá de un derecho a veto en el Consejo de Control.[16]




En Postdam se definió el denominado plan de las cuatro "D": desnazificación, desmilitarización, descartelización (abolición de los grandes "carteles" económicos germanos) y democratización. Este plan debía ser la base de la reconstrucción de Alemania. Todas las organizaciones nacional-socialistas debían ser disueltas, la administración depurada y los criminales de guerra castigados en un Tribunal que tendrían como sede Nüremberg, la capital de los grandes congresos nazis. Todas las organizaciones militares y paramilitares debían ser disueltas y desarticulada la industria armamentística, así como los grandes conglomerados industriales. La democratización pasaría por la vuelta a la legalidad de los partidos políticos y sindicatos, por elecciones locales y el restablecimiento de las libertades civiles.




Los ministros de asuntos exteriores quedaron encargados de preparar un tratado de paz definitivo con Alemania. No hubo acuerdo sobre el trazado de la frontera germano-polaca, pero la URSS impuso una política de hechos consumados anexionando a Polonia importantes territorios germanos y fijando la línea Oder-Neisse como la frontera definitiva.[17] Este cambio de fronteras se vio acompañado de la expulsión de diez millones de alemanes de territorios orientales y de amplios desplazamientos, a menudo dramáticos, de población en toda la Europa oriental.




En el mapa que se presenta a continuación vemos claramente la extensión de la frontera polaca sobre territorio alemán, mientras que e la fotografía se puede apreciar el traslado de la población alemana hacia territorios del oeste.






Mapa de ocupación de Alemania tras la Segunda Guerra Mundial








En lo referente a las reparaciones de guerra, se acordó tras ásperas discusiones que serían extraídas por cada potencia en su área de ocupación, aunque a la Unión Soviética se le permitió obtener del 10 al 15 por ciento del equipamiento industrial de las zonas occidentales a cambio de productos agrícolas y de otro tipo de su zona de ocupación.



Pese a la proclamación solemne de la creencia en la responsabilidad colectiva de las grandes potencias en el establecimiento de una paz justa y concertada y de la adhesión unánime a los principios de la Carta del Atlántico, la realidad fue que en la Conferencia de Potsdam afloraron de una manera bastante evidente las divergencias ideológicas y las ambiciones nacionales irreconciliables que llevarían a corto plazo al fin de la Gran Alianza y al inicio de la Guerra Fría. En efecto, como señala Henri Kissinger, el resultado práctico de Postdam fue el principio del proceso que dividió a Europa en dos esferas de influencia.

NOTAS
[1] Powaski, Ronald, Ob. Cit., Página 75
[2] Service, Robert, Ob. Cit., Página 255
[3] Kissinger, Henry, Ob. Cit., Página 397
[4] Powaski, Ronald, Ob. Cit., Página 76
[5] Aracil, Rafael, Ob. Cit., Página 27
[6] Zorgbibe, Charles, Ob. Cit., Página 24 a 26
[7] Titulo IV, Resolución Sobre Alemania, Yalta 2 de agosto de 1945. En: Documentos para el estudio de la Historia del Siglo XX: www.historiasigloxx.org/DOCUEMNTOS/acuerdosyalta.html
[8] Titulo III, Artículo 12, Resolución Sobre Alemania, Yalta 2 de agosto de 1945. En: Documentos para el estudio de la Historia del Siglo XX: www.historiasigloxx.org/DOCUEMNTOS/acuerdosyalta.html

[9] Titulo VI, Resolución Sobre Alemania, Yalta 2 de agosto de 1945. En: Documentos para el estudio de la Historia del Siglo XX: www.historiasigloxx.org/DOCUMENTOS/acuerdosyalta.html
[10] Zorgbibe, Charles, Ob. Cit., Página 26
[11] Ibidem, Página 31
[12] Zorgbibe, Charles, Ob. Cit., Página 29
[13] Ibidem, Página 35
[14] Kissinger, Henry, Ob. Cit., Página 421
[15] Aracil, Rafael, Ob. Cit., Página 26
[16] Zorgbibe, Charles, Ob. Cit., Página 49
[17] Ibidem, Página 52



*EXTRACTO: tesis de pregrado Henríquez, Orrego, Ana, Propuesta Didáctica para la enseñanza de la Guerra Fría, PUCV, Viña del Mar, 2005.

GUERRA DE VIETNÁM




Es una de las fotos que han marcado el siglo XX. Una imagen que congeló para siempre el sufrimiento de una niña y el horror de la guerra. El 8 de junio de 1972, un avión de Vietnam del Sur bombardeó con napalm la población de Trang Bang. Allí se encontraba Kim Phuc con su familia. Con su ropa en llamas, la niña de nueve años corrió fuera de la población. Cuando sus ropas ya habían sido consumidas, el fotógrafo Nick Ut registró la famosa imagen y salvó su vida. El fotógrafo tenía 20 años cuando captó la imagen que recorrió el mundo y cambió la percepción de la guerra en Vietnam.





Los Conflictos en la era de la “distensión”
La Guerra de Vietnam, conflicto tipo de la tercera fase de la Guerra Fría





Como se ha venido afirmando a lo largo del presente trabajo, la Guerra Fría es la disputa entre 2 sistemas políticos, sociales y económicos, cada uno de los cuales estuvo liderado por Estados Unidos y la Unión Soviética respectivamente. Las rivalidades entre ambos sistemas se pusieron en evidencia tras la Segunda Guerra Mundial, cuando las razones que habían inducido a generar la Gran Alianza entre la URSS y los países Occidentales liderados por EEUU, había dejado de existir. En estas circunstancias, Europa fue el primer escenario de la Guerra Fría, y allí se manifestaron las primeras fricciones entre las potencias. No obstante, una vez que cada una de las partes logró consolidar su bloque respectivo, a partir de iniciativas económicas y militares, las rivalidades se trasladaron a la periferia, en especial allí donde la delimitación de influencias aún era difusa o simplemente no existía.[1] Desde esta perspectiva, la región de Asia entra a formar parte de la Guerra Fría. El primer gran símbolo de esta disputa por la delimitación de zonas de influencia lo constituyó la Guerra de Corea (1950-1953), que luego de tres años de confrontación entre las fuerzas capitalistas y las comunistas, solo logró ratificar en forma permanente la línea de demarcación existente antes de la guerra, es decir, el paralelo 38º.




El segundo foco de disputa en Asia lo constituyó Vietnam, donde se llevó a cabo la conflagración más larga de la Guerra Fría, y que ha pasado a ser considerado como uno de los hitos más significativos de este período. A continuación se presenta un eje cronológico en el que se evidencian las distintas fases de la Guerra de Vietnam, delimitando la etapa en que la guerra se enmarcó dentro de una crisis de tipo colonial y el momento en que la guerra pasa netamente a entronizarse en el desarrollo de la Guerra Fría. La primera etapa se encuentra identificada en el eje con el color verde y corresponde al período en que la conflagración se sostuvo, esencialmente, entre Francia y los movimientos insurgentes de Vietnam, mientras que las siguientes etapas están marcadas por la participación progresiva de Estados Unidos en el conflicto, pasando primero por una etapa de apoyo a Vietnam del Sur que va desde 1954 a 1965, para luego a partir de este último año comenzar una escalada que llega a sobrepasar los 500.000 soldados norteamericanos. Esta fase se extiende hasta 1973, año en que la firma de los Acuerdos de París confirmaba la retirada de Estados Unidos del conflicto. Más, como señala Ronald Powaski, tras la firma de los acuerdos, Vietnam del Norte siguió tan decidido como siempre a conquistar el sur, y por ende no tenía ninguna intención de cumplir lo pactado. Para los nordvietnamitas la “Paz con honor”, buscada por Nixon, representó sólo una fase de su lucha de treinta años por el dominio de Vietnam.[2] Así, como se aprecia en el eje cronológico, el conflicto continuó hasta 1975, año en que Vietnam del Sur se rindió incondicionalmente a las tropas comunistas del norte.









La Guerra de Vietnam como parte del proceso de descolonización (1946-1954)





La Guerra de Vietnam parte siendo un conflicto de tipo colonial en el cual, Francia se enfrenta a las fuerzas de liberación que aspiran a obtener la independencia. La primera etapa de la guerra, como queda graficado en el eje cronológico expuesto anteriormente, se extiende entre 1946 y 1954. Para comprender esta etapa del conflicto es preciso remontarnos a las consecuencias provocadas por la Segunda Guerra Mundial en Asia. La derrota de Francia durante esta guerra, permitió la solidificación de un movimiento nacional de independencia. En estas circunstancias, el Partido Comunista vietnamita, creado en la década del 20, aportó la estructura capaz de organizar un programa de liberación, fundado sobre las bases de eliminar la opresión económica y social como elementos intrínsecos de una efectiva independencia.[3]




Ahora bien, finalizada la ocupación japonesa, el Partido Comunista vietnamita organizó otros movimientos tendientes a formar un frente de resistencia común. Nace así la Liga para la Independencia de Vietnam, movimiento más conocido con el nombre de Vietminh, dirigido por Nguyen Van Tanh (Ho Chi Minh).





El dos de septiembre de 1945 el líder Comunista Ho Chi Minh declaró la creación de la República democrática de Vietnam, estableciendo la capital de su gobierno en Hanoi. Afirmaba de ese modo su independencia de Francia.[4] Ahora bien, a pesar del reconocimiento de la República democrática de Vietnam por los acuerdos de Hanoi el 5 de marzo de 1946, Francia procedió a realizar un referéndum popular con el objeto de determinar si la región de la Cochichina (ubicada al sur), aceptaba formar parte de Vietnam o prefería la autonomía. En estas circunstancias el 1º de junio de 1946, el comisario francés Thierry d’ Argelieu notificaba a su gobierno que se había decidido reconocer a la República de Cochinchina como estado independiente. En este momento el Ejército de HoChi Mminh o Vietminh extendió su lucha de guerrillas por todo el territorio.

Como se puede ver, la etapa francesa de la guerra de Vietnam comienza en 1946 y se extiende hasta 1954. El 26 de abril de este año, las fuerzas del Vietminh rodearon a la guarnición francesa de Dien Bien Phu (zona ubicada al noreste de Vietnam), la cual cayó en manos comunistas el 7 de mayo de 1954. Con esta derrota los franceses se dieron cuenta que la independencia de los estados de Indochina era inevitable. En vista de ello, participaron en las conversaciones de Ginebra, cuya fase dedicada a Indochina comenzó el 8 de mayo. No obstante, como señala Ronal Powaski, la Conferencia de Ginebra, sólo puso fin momentáneamente al conflicto de Vietnam.[5]









Extracto de los acuerdos de Ginebra sobre Indochina[6]





Declaración final de la Conferencia sobre el problema del restablecimiento de la paz en Indochina en la que han participado los representantes de Camboya, Estado del Vietnam, Estados Unidos de América, Francia, Laos, República Democrática del Vietnam, República Popular de China, Reino Unido y Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas:





1. La Conferencia toma nota de los acuerdos que ponen fin a las hostilidades en Camboya, Laos y Vietnam, y que organizan el control internacional de la vigilancia para la ejecución de las disposiciones de estos acuerdos.





2. La Conferencia se felicita del fin de las hostilidades en Camboya, Laos Vietnam. Expresa la convicción que la puesta en práctica de las disposiciones previstas en la presente declaración y en los acuerdos sobre el cese de las hostilidades permitirá a Camboya, Laos y Vietnam asumir en el provenir, en plena independencia soberanía, su papel en la comunidad pacífica de naciones.





3. La Conferencia toma nota de las declaraciones hechas por los Gobiernos de Camboya y Laos, sobre su voluntad de adoptar medidas permitiendo a todos los ciudadanos ocupar su lugar en la comunidad nacional, principalmente participando en las próximas elecciones generales que, conforme a la Constitución de cada uno de estos países, tendrán lugar en el corriente año de 1955, al escrutinio secreto y en respeto de las libertades fundamentales.





4. La Conferencia toma nota de las cláusulas del acuerdo sobre el cese de la hostilidades en el Vietnam, prohibiendo la entrada de tropas y de personal militar extranjero, así como toda clase de armas y municiones. (...)





5. La Conferencia toma nota de las cláusulas del acuerdo cobre el cese de hostilidades en el Vietnam en los términos en los cuales ninguna base militar dependiendo de un estado extranjero podrá ser establecidas en las zonas de reagrupamiento de las dos partes; éstas deberá velar para que las zonas que les son atribuidas no formar parte de ninguna alianza militar y no sean utilizadas para la reanudación de las hostilidades o al servicio de una política agresiva. (...)




6. La Conferencia comprueba que el acuerdo relativo al Vietnam tiene por fin esencial el solucionar las cuestiones militares en vista a poner fin a las hostilidades, y que la línea de demarcación militar en una línea provisional y que de ninguna manera puede ser interpretada como constituyendo un límite político o territorial. Expresa la convicción que la puesta en práctica de las disposiciones previstas en la presente declaración y en el acuerdo sobre el cese de las hostilidades eran las premisas necesarias para la realización en un próximo porvenir de la solución política en el Vietnam.





7. La Conferencia declara que en lo que concierne al Vietnam, la solución de los problemas políticos, puestos en práctica sobre la base del respeto de los principios de independencia, unidad e integridad territorial, deberá permitir al pueblo vietnamita gozar de las libertades fundamentales, garantizadas por instituciones democráticas como consecuencia de elecciones generales con escrutinio secreto. A fin de que el restablecimiento de la paz haya hecho progresos suficientes y que sean reunidas todas las condiciones necesarias para permitir la libre expresión de la voluntad nacional, las elecciones generales tendrán lugar en julio de 1958, bajo control de una Comisión Internacional compuesta de representantes de los Estados miembros de la Comisión Internacional para la vigilancia y el control relativos al acuerdo sobre el cese de las hostilidades. A este respecto tendrá lugar consultas entre las autoridades representativas competentes de las dos zonas a partir del 20 de julio de 1955. (...)





10. La Conferencia toma nota, de la declaración del Gobierno de la República francesa , según la cual éste está dispuesto a retirar sus tropas de los territorios de Camboya, Laos y Vietnam a petición de los Gobiernos interesados y en los plazo que serán fijados por acuerdo entre las partes, a excepción de los casos en que, por acuerdo de las dos partes, una cierta cantidad de tropas francesas pueda ser dejadas en los puntos fijados y por un tiempo convenido.




11. La Conferencia toma nota de la declaración del Gobierno francés, según la cual éste, para la solución de todos los problemas ligados al restablecimiento de la paz en Camboya, Laos y Vietnam, se basará en el respeto de la independencia y soberanía, y de la unidad e integridad territorial de Camboya, Laos y Vietnam.




12. En sus relaciones con Camboya, Laos y Vietnam, cada uno de los participantes en la Conferencia de Ginebra se compromete a respetar la soberanía, independencia, unidad e integridad territorial de los Estados mencionados y en abstener se de toda injerencia en sus asuntos interiores.






Como señala Henry Kissinger, en la práctica todo se redujo a poner fin a las hostilidades, dividir Vietnam y confiar el futuro a resultados políticos. El acuerdo fue muy ambiguo y sólo resolvió lo que podía resolver.[7] Por medio de estos acuerdos, Francia reconoció la independencia de Vietnam, Camboya y Laos. En el artículo 11º, el gobierno de la República francesa reconoce la soberanía de estos tres territorios. Mientras que en el artículo 6º se consigna que Vietnam quedaba dividido por una línea provisional hasta que se celebraran elecciones con el fin de escoger un gobierno para todo el país. Los comunistas dominarían la zona situada al norte del paralelo 17º, mientras que el territorio situado al sur de dicho paralelo siguió bajo el dominio del emperador Bao Dai. En el acuerdo de Ginebra también se dispuso que se celebraran elecciones nacionales en Laos y Camboya y prohibía a los estados indochinos ingresar en una alianza militar o permitir que su suelo se instalaran bases militares extranjeras.





Ahora bien, lo paradójico de los acuerdos de Ginebra estuvo dado por la ausencia de partes contratantes. Francia, Gran Bretaña, La Unión Soviética, China y Vietnam del Norte accedieron a aprobar los acuerdos oralmente, mientras que Estados Unidos y Vietnam del Sur se negaron a dar conformidad a los acuerdos de Ginebra.[8] En estas circunstancias, lo único que ratificaban los acuerdos era la retirada definitiva de Francia del Conflicto Indochino, que se había extendido por 10 años, sin lograr los resultados esperados.





Si bien es cierto, en esta etapa, fue Francia la que cargó con el peso de las armas, en esta tarea no estuvo sola. En efecto, como señala Henry Kissinger, ya en 1950, el gobierno de Truman había concluido que la seguridad del mundo libre exigía que Indochina no cayera en manos de comunistas; Lo que en la práctica significaba abandonar los principios anticoloniales de los Estados Unidos y apoyar la lucha francesa en Indochina.[9] En 1952 un tercio de los gastos de Francia en Indochina estaban siendo subsidiados por Estados Unidos. La participación norteamericana en esta etapa no fue directa y pretendió encausar su lucha contra el comunismo a través del ejército francés. No obstante, para evitar ser tildados de colonialistas, también se preocuparon de instar a Francia para que prometiera la independencia de aquellos territorios, con ello se pretendía reconciliar las convicciones estratégicas con las anticoloniales.[10]





La preocupación norteamericana por el conflicto de Indochina ya se evidenciaba a partir del Gobierno de Truman. Según el análisis norteamericano, el equilibrio global era atacado por Vietnam del Norte, supuestamente controlado desde Beijin, el cual a su vez se consideraba controlado por Moscú. Desde esta perspectiva el comunismo representaba una amenaza global controlada desde la Unión Soviética.[11] Debemos recordar que en este período el Presidente Norteamericano, Harry Truman, ya había dado a conocer la “Teoría de la Contención”, según la cual, Estados Unidos debía resistir al avance comunista allí donde éste se produjese, favoreciendo así la libertad de las naciones. Argumentando en esos postulados, Estados Unidos se había involucrado en los conflictos griegos en 1947 y estaba participando de la guerra de Corea desde 1950. No obstante, el argumento norteamericano para inmiscuirse en los asuntos de Vietnam, al principio no tuvo como punto de partida los parámetros morales, sino que se puso en términos geopolíticos. En efecto se equiparó la seguridad de Vietnam con la seguridad de Norteamérica e incluso con la seguridad global





En estas circunstancias, en 1952 el Consejo Nacional de Seguridad elaboró “la teoría del Dominó”, según la cual la caída de Indochina, provocaría la alineación de toda Asia en manos comunistas, poniendo en peligro a Japón e incluso a Europa occidental.[12] Teniendo en cuenta esta situación era legítimo desde el punto de vista norteamericano instar a este país a proseguir la lucha en Indochina y colaborar con la causa francesa a través de apoyo militar, financiero y logístico.









La Guerra de Vietnam como conflicto tipo de la Guerra Fría





El conflicto que comenzó como una crisis de carácter colonial, pronto fue entronizado en los parámetros de la Guerra Fría. Entre los actores principales del conflicto se encuentra, en primer lugar, Estados Unidos, quien consideró a Vietnam como la zona donde debía ser demostrada la resolución norteamericana de resistir al avance comunista. Por otra parte nos encontramos con la Unión Soviética y la República Popular China, ambas con disposición declarada de apoyar los movimientos de liberación nacional.





El objetivo declarado por la Unión Soviética era su disposición a favorecer las fuerzas del socialismo y de los movimientos de liberación nacional. Esto se evidencia a través de las afirmaciones y discursos de sus líderes (Kruschev: Los comunistas apoyan toda clase de guerras justas, por convicción interior; marchan en primera línea junto con los pueblos que luchan por una causa justa”[13]), así como también a partir de la interpretación oficial elaborada por la Unión Soviética, por ejemplo, en “La Historia de la Política Exterior de la URSS” o en el “Compendio de Historia de la URSS”. En este último libro se afirma: “La Unión Soviética apoya moral y materialmente a los pueblos que luchan por su liberación... la revolución liberadora de los pueblos de las colonias cuenta con el apoyo creciente de la clase obrera y de todos los trabajadores de la URSS”.[14] Este tipo de declaraciones eran las que confirmaban a Estados Unidos el interés soviético por acrecentar su esfera de influencia, haciendo avanzar el comunismo por las distintas regiones del mundo.





Las declaraciones chinas apuntaban hacia el mismo objetivo, es decir, apoyar las luchas de liberación nacional de los pueblos oprimidos por los lazos del colonialismo. En efecto, respecto de la Guerra de Vietnam, Chu en lai declaraba: “en la actualidad, la Guerra de Vietnam es el modelo de una nueva clase de guerra para todos los pueblos hambrientos contra los viejos saciados, de las naciones oprimidas contra el imperialismo”.[15]





Ahora bien, además de las declaraciones de buena voluntad proferidas por las dos potencias comunistas, el apoyo a Vietnam del norte se manifestó concretamente a través de ayuda económica y militar. Par hacer la guerra, Vietnam del Norte contaba con la ayuda militar y económica de soviéticos y chinos. Entre 1965 y 1968 la ayuda total que prestaron las dos rebasó los 2.000 millones de dólares. Además entre 1962 y 1968 aproximadamente 300.000 soldados chinos sirvieron en Vietnam del norte, de los cuales murieron 4.000, aunque no participaron en combates terrestres, ayudaron a manejar las armas antiaéreas y las instalaciones de comunicación.[16]





La implicación americana se remonta a inicios de los cincuenta cuando apoyaron los intentos de Francia por mantener su presencia colonial en Indochina frente a las fuerzas comunistas del Vietminh. La derrota francesa en Dien Bien Phu y los Acuerdos de Ginebra de 1954, que consagraron la partición de Vietnam en dos, llevaron a que Washington volcara su apoyo en el régimen anticomunista de Vgo Dinh Diem en Vietnam del Sur, que hacía frente al Vietnam del Norte comunista, este último apoyado por la URSS y China. A partir de este momento se puede afirmar que comienza la etapa americana de la guerra de Vietnam. Este período también estará constituido por distintas fases, las cuales pueden ser distinguidas a partir de los distintos planteamientos que tuvieron frente a la guerra los gobiernos norteamericanos. Ya hemos visto que en la etapa francesa de la Guerra (1946-1954), el Gobierno de Harry Truman se hizo parte del conflicto indirectamente, otorgando un programa de ayuda militar y financiera a Francia. A continuación analizaremos el desarrollo del conflicto durante los gobiernos de D. Eisenhower, J. Kennedy, L. Johnson y R. Nixon.









Proceso de americanización de la Guerra de Vietnam





D. Eisenhower (1953-1961)





Tras la Conferencia de Ginebra, Eisenhower continuó sostenido que Indochina era clave para el equilibrio del poder asiático e incluso global. En contra de las estipulaciones de los acuerdos de Ginebra prestó ayuda militar a Vietnam del sur. Como señala Ronald Powaski, cuando las últimas unidades francesas salieron de Vietnam a comienzos de 1956, Estados Unidos ya había reemplazado a Francia como protector de Vietnam del Sur. En noviembre de 1954 asesores militares norteamericanos empezaron a preparar al ejército sudvietnamita, llamado Ejército de la República de Vietnam. Entre 1954 y 1959 la ayuda norteamericana a Vietnam del Sur ascendía a 1.200 millones de dólares y financiaba alrededor del 80% de sus gastos militares y casi el 50% de sus gastos no militares. [17]




Para generar un marco legal donde apoyar la ayuda prestada a Vietnam del Sur, Estados Unidos comenzó una ofensiva diplomática anticomunista, con el fin de estar preparados ante el estallido de un nuevo conflicto.[18] En septiembre de 1954 se creo la SEATO (Organización del Tratado del Sud Este de Asia), los Estados firmantes eran Estados Unidos, Gran Bretaña, Francia, Australia, Nueva Zelanda, Tailandia, Filipinas y Pakistan, y se comprometían a cooperar para impedir que el comunismo se propagara por el sudeste de Asia. Aunque los acuerdos de Ginebra prohibían que Laos, Camboya y Vietnam del Sur ingresaran en alianzas militares, un protocolo del tratado de la SEATO hacía extensiva su protección a dichos estados.[19] Con esto último, Estados Unidos contaba con un marco legal para poder aplicar su teoría de la contención del comunismo en el sudeste de Asia.

Por otra parte, Washington alentó a Ngo Donh Diem (líder Político de Vietnam del Sur), a cancelar las elecciones que debían celebrarse por todo el país en 1956. En vez de elecciones generales, Diem organizó un referéndum nacional restringido a Vietnam del sur durante octubre de 1955. En éste supuestamente el 98% de la población aprobó la destitución del emperador Bao Dai y la instauración de la República de Vietnam, cuyo presidente sería Diem. El gobierno de Eisenhower se apresuró a reconocer al nuevo régimen e intentó convertir el paralelo 17 en una frontera internacional entre dos estados vietnamitas independientes, en lugar de una línea de demarcación provisional que exigían los acuerdos de Ginebra.[20]

En estas circunstancias, el rechazo de Diem a convocar las elecciones previstas en los acuerdos de Ginebra, desató el inicio de las hostilidades entre las dos zonas. En 1959 las guerrillas hicieron su aparición en el sur y en diciembre de 1960 se anunció la creación del Frente de Liberación Nacional del Sur, que será conocido como Vietcong, integrado por comunistas y cuyo objetivo era la sustitución del régimen americano-diemista.[21] Al inicio de la década de los sesenta la guerra de indochina había renacido, y en esta oportunidad, Estados Unidos se encontraba ampliamente comprometido en ella, pero el paso definitivo hacia la americanización de la guerra aún no se daba, pues aún no se comprometía la participación directa de tropas norteamericanas. En efecto, los datos que proporciona Powaski indican que en 1960 habían en Vietnam alrededor de 700 hombres en calidad de consejeros militares,[22] mientras que Kissinger señala que para 1961 éstos habían aumentado a 3.164.[23] Estas cifras permiten sostener que efectivamente al momento en que J.F. Kennedy asume la presidencia, la participación norteamericana en la guerra aun no era irreversible.










J. Kennedy (1961-1963)
Al igual que sus dos antecesores, Kennedy consideró esencial a Indochina como eslabón en la geopolítica de Estados Unidos. Como Truman y Eisenhower creyó que impedir el triunfo comunista era vital y también consideró que los comunistas Vietnamitas se encontraban bajo las maquinaciones de la Unión Soviética, por tanto, lo que verdaderamente estaba en juego era la lucha contra el avance de las fuerzas comunistas.[24] Kennedy también adhería a la teoría del Dominó, y consideraba al igual que Eisenhower que el derribo de la primera pieza por las fuerzas comunistas, pondría en peligro al resto de Asia.[25]

La propuesta de Kennedy para hacer frente a la avanzada comunista consistió en apoyar las fuerzas anticomunistas de Vietnam del Sur. Desde esta perspectiva la misión de Estados Unidos era “convertir a Vietnam del Sur en una nación, social, política, económica y militarmente, para así poder derrotar a los guerrilleros sin arriesgar vidas norteamericanas”.[26] En este punto se debe tener presente que simultáneamente, J. Kennedy estaba enfrentando la crisis de Berlín, que se prolongaba desde 1958. Bajo estas circunstancias, Kennedy creyó en la posibilidad de preparar a los Sud Vietnamitas para enfrentar la guerrilla comunista, pues no consideró apropiado comenzar una guerra, pero tampoco retirarse. Creyó en la posibilidad de formar sentimiento anticomunista.[27]

Para ratificar tales apreciaciones, Kennedy envió a Vietnam, en marzo de 1961, al vicepresidente Johnson. Según el informe de Johnson las posibilidades de Estados Unidos eran apoyar a Diem o retirarse, para salvar a Vietnam del Sur era necesario intervenir pronta y decisivamente.[28] Teniendo en cuenta lo anterior, el 11 mayo 1961 el Consejo Nacional de Seguridad estableció el objetivo nacional de Estados Unidos: “Impedir la dominación comunista en Vietnam del Sur” y para ello “la estrategia sería crear una sociedad viable y cada vez más democrática por medios de acciones militares, económicas, psicológicas...” Ante esta situación, como señala Zorgbibe, Kennedy se decidió a establecer una alianza limitada con Vietnam del Sur, esto significaba que la ayuda americana no sería incondicional, y Diem debería lograr el apoyo de la población por medio de reformas políticas y sociales.[29] Kennedy insistiendo en la reforma hizo que los norteamericanos participaran cada vez más en política interna de Vietnam del Sur.





Con el fin de apoyar la reforma y la creación de un sólido dique contra las fuerzas comunistas, durante la presidencia de Kennedy, fueron enviados a Vietnam 17.700 consejeros militares, a los cuales también se les permitió participar en los combates contra las fuerzas vietnamitas del norte.[30] La labor desempeñada por este personal consistió esencialmente en lo siguiente: organizar unidades que permitieran localizar al enemigo comunista en la jungla, para ello disponían de 300 aviones, blindados y helicópteros, napalm y defoliadores; contribuyeron también a la construcción de aldeas estratégicas donde se agrupaban a los campesinos para ser protegidos por soldados. Estas aldeas en teoría debían ser la base para la futura organización democrática, pues se esperaba que en cada una de ellas se llevaran a cabo elecciones de consejos municipales, que aplicaran reformas agrarias, organizaran sistemas educativos y sanitarios. En el año 1962, 3.500 aldeas habían sido edificadas.[31]





Hacia el año 1963 el fracaso de los objetivos norteamericanos era evidente, como señala Kissinger, llevar a cabo la democratización de un país en medio de una guerra es una tarea imposible, más aun si se consideraba la creciente impopularidad del gobierno de Diem.[32] Las manifestaciones en contra del gobierno se multiplicaron y el 1 de noviembre de 1963 tuvo lugar un golpe militar en el que fueron asesinados Diem y su familia; el 8 de noviembre Estados Unidos reconoció la nueva Junta Militar. Esto sucedió veinte días antes del asesinato del Propio J. Kennedy, quien legaba a su sucesor un fuerte compromiso con Vietnam del Sur:

Como se puede apreciar, hacia 1963 el análisis norteamericano acerca de la participación en Vietnam ya no sólo se sostenía a partir del problema estratégico que implicaría el efecto dominó, sino que se agregaba también el aspecto idealista y wilsoniano, que implicaba comprometerse con la defensa de valores como la libertad y la democracia. No obstante, como señala Kissinger, estos valores no eran características de las que pudiera hacer gala la sociedad vietnamita, por tanto, el discurso justificativo de la defensa de Vietnam no giraba en torno de la defensa de esos valores, sino entorno a la necesidad de crear y fomentar los valores democráticos.[33] Por supuesto, al señalar tales explicaciones, debemos tener presente que lo que estamos haciendo es considerar las apreciaciones de un norteamericano que vivió y padeció, desde un nivel diplomático, el conflicto de Vietnam.









L. Johnson (1963-1969)
Lindon Johnson heredó de J. Kennedy un amplio programa de ayuda y alrededor de 17.700 hombres instalados como consejeros militares en Vietnam. Ante el rápido desmoronamiento de Vietnam del Sur el nuevo presidente norteamericano decidió emprender una decisiva escalada militar. En 1964, la situación parecía desesperada para Vietnam del Sur. Aprovechando un dudoso ataque de una torpedera vietnamita contra dos destructores norteamericanos en el Golfo de Tonkin, en agosto de 1964, Johnson logró que el Congreso aprobara una resolución que le autorizaba a “tomar todas las medidas necesarias para repeler cualquier ataque armado contra las fuerzas de Estados Unidos e impedir nuevas agresiones contra Vietnam del Sur y contra cualquier miembro de la Organización del Tratado del Sudeste de Asia”.[34] Como señala, Ronald Powaski, esto fue lo máximo que se acercó a una declaración de guerra contra Vietnam del Norte. La resolución fue aprobada el 7 de agosto, por 416 votos a favor y ninguno en contra en la Cámara de Representantes y por 81 a favor y dos en contra en el Senado.

En febrero de 1965 un ataque a un cuartel de asesores norteamericanos desencadenó la represalia contra Vietnam del Norte, que pronto se convirtió en sistemática campaña de bombardeo llamada trueno rodante. Se enviaron unidades de combate completas hasta llegar en 1969 a 543.000.[35] Aunque Johnson consultó con los líderes del Congreso antes de enviar unidades de combate a Vietnam, no pidió otra resolución del Congreso que le autorizara a ello. A partir de 1965 los aviones bombardearon día y noche Vietnam del norte, de 25.000 ataques aéreos en 1965 se pasó a 108.000 en 1967, pasando el tonelaje de bombas de 3.000 a 226.000. No obstante, de todos modos Vietnam del norte seguía en pie, en gran parte gracias a los envíos soviéticos de armamentos y los socorros alimenticios chinos.[36] En este punto es preciso tener presente que par hacer la guerra, Vietnam del Norte contaba con la ayuda militar y económica de soviéticos y chinos. Entre 1965 y 1968 la ayuda total que prestaron las dos, rebasó los 2.000 millones de dólares. Además entre 1962 y 1968 aproximadamente 300.000 soldados chinos sirvieron en Vietnam del norte, de los cuales murieron 4.000, aunque no participaron en combates terrestres, ayudaron a manejar las armas antiaéreas y las instalaciones de comunicación.[37]

En la medida en que Johnson asume que la intervención militar de Estados Unidos en Vietnam no está logrando los resultados, intentó poner fin a la guerra. El 29 de septiembre de1967 propuso la fórmula de San Antonio, presentada en un discurso en esa ciudad: “Los Estados Unidos están dispuestos a suspender todo bombardeo aéreo y naval al Vietnam del Norte si esto da lugar prontamente a unas discusiones productivas. Por supuesto, suponemos que mientras avanzan las discusiones, Vietnam del Norte no aprovechará el cese o la limitación de los bombardeos”.[38] Este intento de salida negociada al conflicto no logró los resultados esperados. La causa esencial de este fracaso estuvo dada por las discrepancias en las condiciones que ambos ponían para poner alto al fuego. Los nordvietnamitas exigían un alto al fuego como condición para entablar negociaciones y también exigían la promesa de que todas las tropas norteamericanas serían retiradas de Vietnam del Sur. Por su parte Estados Unidos exigía la retirada total de las tropas nordvietnamitas de Vietnam del Sur y que se excluyera al Vietcong de cualquier solución política de la guerra.[39]

En Estados Unidos el apoyo popular a la guerra decreció en forma notable y poco a poco la opinión norteamericana se volvió contra el gobierno. A finales de 1967 el número de muertos alcanzó 13.500, y la televisión se encargaba de llevar hasta los hogares el horror de la guerra. En estas circunstancias, los estudiantes universitarios se levantaron contra la guerra y la oposición al conflicto también creció en el Congreso. Entre algunos de los ejemplos de la desaprobación de la política exterior norteamericana tenemos los siguientes:

NBC : “¿Valía la pena pulverizar Vietnam para salvarlo?”
TIME: “El año 1968 ha hecho comprender que la victoria en Vietnam simplemente puede estar fuera del alcance de la mayor potencia mundial”
Senador Mansfield: “Estamos donde no debiéramos... entablando un tipo de guerra que no es nuestro”
Senador Fulbright: “¿cuál es la autoridad del gobierno para extender la guerra sin consentimiento del congreso y sin debate o consideración del congreso?”
[40]


Mientras se estaban llevando a cabo los intentos de negociación, ambas partes prosiguieron su lucha. En 1967 el gobierno norteamericano aprobó el envío de 50.000 soldados a Vietnam, mientras que los norvietnamitas y sus aliados del Vietcong intensificaban la actividad guerrillera en el Sur.[41] Una maniobra decisiva tuvo lugar el 30 de enero de 1968, con el ataque sorpresa en la ofensiva del Tet (año nuevo lunar). Cada año se había concedido una tregua en el año nuevo lunar, pero los comunistas lanzaron una gran ofensiva contra 30 capitales de las provincias sudvietnamitas. Resultó ser una sorpresa total. Esta fue la primera vez que las guerrillas salieron a terreno descubierto. Las fuerzas norteamericanas casi acabaron con la estructura guerrillera pues quedó expuesta al amplio poder destructor de las armas norteamericanas. Con ello se confirmaba la doctrina militar norteamericana, pero fue una victoria psicológica para Hanoi (capital de Vietnam del Norte).[42] 72 horas después, Vietnam del Norte acepó la oferta de negociación con base en la Formula de San Antonio. Por su parte, Johnson el 31 marzo de 1968 se dirigió a todo el país por televisión y dijo que no enviaría más soldados a Vietnam del Sur y ordenaría una suspensión parcial de los bombardeos contra Vietnam del Norte, que sería seguido por un alto total de los bombardeos en cuanto empezaran las negociaciones concretas.[43] Además, Johnson anuncio que no se presentaría para la reelección residencial. Con ello el presidente que había mandado a 500.000 hombres al Asia le dejaría el problema a otro.[44]




Los nordvietnamitas aceptaron ofrecimiento de negociar la paz y las conversaciones oficiales comenzaron en París en mayo de 1968. Pero el estancamiento y la poca o nula disposición de los bandos a ceder en sus requerimientos, hicieron que las conversaciones se estancaran, cada una de las partes siguió insistiendo de manera implacable en sus postulados: Jhonson no había abandonado su objetivo de preservar un gobierno no comunista en Vietnam del Sur. Mientras que los nordvietnamitas tampoco habían abandonado su objetivo de reunificar Vietnam bajo su liderzazo.[45] En estas circunstancias, las conversaciones de Paris siguieron realizándose durante el resto del mandato de Johnson, pero sin llegar a ningún resultado concreto. De este modo, Johnson heredó a su sucesor un enorme compromiso bélico en una guerra cuyas conversaciones de paz habían comenzado, pero se encontraban estancados producto de las amplias discrepancias en las exigencias de cada uno de los bandos. En una guerra no-ganada no pueden imponerse acuerdos a un no-vencido, más aun cuando el no vencido tiene la firme convicción de seguir luchando hasta el final.






R. Nixon. (1969-1974)
Richard Nixon asumió la presidencia cuando la guerra de Vietnam se encontraba en un estado de estancamiento. Las conversaciones entre las partes habían comenzado, pero ninguna de ellas estaba dispuesta a ceder ante las demandas de la otra. Nixon había propuesto en su campaña presidencial poner fin a la participación norteamericana en la guerra de Vietnam, no obstante, ésta sólo se produjo 4 años después de que asumió la presidencia. Las razones de ello están dadas esencialmente por los objetivos de Nixon, para éste era primordial sacar a Estados Unidos de Vietnam, pero no humillado, por ello se buscaba lo que pasó a conocerse como “la paz con honor”, tarea en la cual estuvo apoyado estrechamente por Henry Kissinger, quien en 1969 presidía el Consejo de Seguridad Nacional. A éste último, el presidente le encargó la tarea de formular una estrategia que permitiese a Estados Unidos poner fin “con honor” a su participación en el conflicto de Vietnam.[46]

Nixon escogió el camino de la “vietnamización” e hizo expandir las actividades norteamericanas a Laos y Camboya para intentar bloquear las líneas de abastecimiento de los enemigos. La vietnamización consistía en trasladar progresivamente la conducción de la guerra a las fuerzas de Vietnam del Sur, ello implicaba por parte de Estados Unios que la retirada de las tropas norteamericanas tendría como contrapartida una mayor ayuda a las fuerzas armadas vietnamitas, las cuales según señala Zorgbibe, recibirían ochocientas cincuenta mil toneladas de armamento, sobrepasarían el millón de hombres y estarían dotadas de la cuarta aviación del mundo.[47] Con esto se demostraba, que si bien Nixon tenía interés en sacar a Estados Unidos de Vietnam, no tenia intención de abandonar a Vietnam del Sur. Quería una paz que justificase los sacrificios que habían hecho los norteamericanos durante los 20 años de compromisos directos e indirectos con la guerra de Vietnam. Por esta razón Nixon insistió en reforzar al ejercito sudvietnamita antes de firmar un acuerdo de paz. Por otra parte, los ataque sobre Camboya, según la justificación de Nixon, contribuían a asegurar la supervivencia de Vietnam del Sur tras la retirada de las tropas americanas, ya que con eso se debilitaban las bases estratégicas de los comunistas.[48]





A finales de los sesenta la protesta estudiantil era un fenómeno mundial y en Estados Unidos era agravado por la Guerra de Vietnam y el problema social. El 25 de enero de 1969, Nixon decidió la retirada progresiva del ejército de tierra, retirada incondicional que no sería objeto de negociación con el adversario. En diciembre de 1971 solo quedarán 171.000 soldados americanos en Vietnam.[49] Por su parte, Ho Chi Min (líder comunista de Vietnam del Norte), pensaba en alcanzar una victoria incondicional, las propuestas de paz no eran oídas, exigía plazo fijo e incondicional para la retirada de Estados Unidos y el reemplazo del gobierno de Saigon por un régimen comunista.[50] Desde esta perspectiva, el gobierno de Saigon se había convertido en un obstáculo para la paz. Nixon se negó a derribar a un gobierno aliado, pero Vietnam del Sur tendría que defenderse sólo. A comparación de Europa y Corea, el caso de Vietnam era distinto ya que en los dos primeros, fuerzas norteamericanos permanecieron resguardando a sus aliados. En Vietnam del Sur, presionados por la división interna, Estados Unidos aceptó no dejar fuerzas residuales.[51]





Tras una compleja fase de negociaciones y enfrentamientos militares, se firmó en París en enero de 1973 un acuerdo de paz. En agosto de 1973, el Congreso norteamericano prohibió cualquier reanudación de la intervención norteamericana. La retirada de las tropas estadounidenses hizo que el régimen de Vietnam del Sur sucumbiera ante la presión comunista. La ofensiva final comunista tuvo lugar en la primavera de 1975. El 30 de abril de 1975 Vietnam del Sur se rindió incondicionalmente a las tropas comunistas.[52] La guerra había terminado y el 25 de abril de 1946 los dos Vietnam se unieron para formar la República Socialista de Vietnam.









NOTAS
[1] Aracil, Rafel, Ob. Cit., Página 109
[2] Powaski, Ronald. Ob. Cit., Página 234
[3] Historia Mundial desde 1939, Editorial Salvat, Barcelona 1979,página 109
[4] Aracil, Rafael, Ob. Cit., Página 26
[5] Powaski, Ronald, Ob. Cit., Páginas 138-139
[6] En: www.historiasigloxx.org/acuerdosginebra
[7] Kissinger, Henry, Ob. Cit., Página 626
[8] Powaski, Ronald, Ob. Cit., Pagina 139
[9] Kissinger, Henry, Ob. Cit., Página 617
[10] Ibidem, Página 622
[11] Ibidem, Página 620
[12] Ibidem, Página 620
[13] Pereira, Castañeda, Historia y Presente de la Guerra Fría, Editorial Istmo, Madrid 1989, Página 385
[14] Academia de Ciencias de la URSS, Ob. Cit., Página 377
[15] En: Pereira, Juan, Ob. Cit. Página 386
[16] Powaski, Ronald, Ob. Cit., Página 197
[17] Ibidem, Página 139
[18] Pereira, Juan, Historia y Presente de la Guerra Fría, Página 387
[19] Powaski, Ronald, Ob. Cit., Página 140
[20] Ibidem, Página 140
[21] Pereira, Juan, Historia y Presente de la Guerra Fría, Página 388
[22] Powaski, Ronald, Ob. Cit., Página 186
[23] Kissinger, Henry, Ob. Cit. Página 645
[24] Zorgbibe, Charles, Ob. Cit., Página 440
[25] Powaski, Ronald, Ob. Cit., Página 186
[26] Kissinger, Henry, Ob. Cit. Página 636
[27] Ibidem, Página 641
[28] Ibidem, Página 642
[29] Zorgbibe, Charles, Ob. Cit., Página 443
[30] Powaski, Ronald, Ob. Cit., Página 186
[31] Zorgbibe, Charles, Ob. Cit., Página 443
[32] Kissinger, Henry, Ob. Cit., Página 645
[33] Ibidem, Página 650
[34] Powaski, Ronald, Ob. Cit., Página 195
[35] Kissinger, Henry, Ob. Cit., Página 652
[36] Zorgbibe, Charles, Ob. Cit., Página 445
[37] Powaski, Ronald, Ob. Cit., Página 197
[38] Kissinger, Henry, Ob. Cit., Página 657
[39] Powaski, Ronald, Ob. Cit., Página 198
[40] Kissinger, Henry, Ob. Cit., Página 661
[41] Powaski, Ronald, Ob. Cit., Página 200
[42] Kissinger, Henry, Ob. Cit., Página 661
[43] Powaski, Ronald, Ob. Cit., página 202
[44] Kissinger, Henry, Ob. Cit., página 667
[45] Powaski, Ronald, Ob. Cit., página 202
[46] Powaski, Ronald, Ob. Cit., Página 220
[47] Zorgbibe, Charles, Ob. Cit., Pagina 447
[48] Powaski, Ronald, Ob. Cit., Página 221
[49] Zorgbibe, Charles, Ob. Cit., Pagina 447
[50] Kissinger, Henry, Ob. Cit., Página 681
[51] Ibidem, Página 683
[52] Pereira Castañeda, Historia y Presente de la Guerra Fría, Ob. Cit., Página 391



















Extracto: tesis de pregrado Henríquez, Ana, Propuesta didáctica de la Guerra Fría, Instituto de HIstoria, PUCV, Viña del Mar, 2005.









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